La situación económica, causante de la actual fuga de cerebros que sufre España, se erige ahora en desafíos para los jóvenes.
Rubén Darío ya era consciente del tesoro que suponía la juventud. Al igual que Angela Merkel en su llamamiento a los recién titulados ingenieros españoles para que contribuyan al funcionamiento de la maquinaria alemana.
Ante el difícil panorama español la fuga de cerebros hacia otros países con mayores posibilidades se convierte en una opción más que viable. La precariedad laboral, la alta tasa de paro y el mínimo reconocimiento al que se ven sometidos -y si tienes suerte- son sólo algunas de las causas que les impulsan a hacer las maletas. Por ello, no es de extrañar que cientos de jóvenes viajen a países nórdicos, Alemania, Suiza o Inglaterra, para conseguir un empleo y perfeccionar idiomas.
Conscientes de un mundo cada vez más globalizado y con más recursos tecnológicos que nunca, los jóvenes actuales, ahora más que nunca, están reinventando nuevos perfiles y diferentes formas de autopromocionarse. Desde las redes sociales hasta los videoblogs, pasando por nuevos perfiles laborales y por profesiones aún por inventar.
Ya se sabe que las crisis agudizan el ingenio. Y varios son los ejemplos que se vienen a la cabeza de cantantes, actores,”gurús”, presentadores, diseñadores o periodistas que han podido hacerse un hueco gracias a su ingenio y al fenómeno de Internet.
Pero lo más importante, es que la llamada Generación Y, contraria a las dinámicas que impone el mercado, se erige ante retos que afrontar más que ante obstáculos que superar. Desafíos laborales, políticos, económicos y sociales que han sido plasmados en las plazas de toda España como sinónimo del ímpetu de los jóvenes.
El 15-M sigue más latente que nunca, pues no se reduce a un aspecto circunstancial, si no a una actitud. Actitud que configura un panorama de posibilidades que sólo necesita de una cosa: ellos mismos.